Desde ETHOS vamos a explorar el tema delicado de Segismundo y el suicidio.
Segismundo, después de una semana hablando con sacerdotes, monjes de todo tipo e imanes, sobre la vida y su sentido, se encuentra ahora imbuido en sus más oscuros pensamientos. Está escribiendo al lado de una vela mortecina su última carta, mientras palpa la bala que le quitara su depresión. Bala, que le dará paz y tranquilidad.
Recuerda todas las veces que ha rebasado con mucho la velocidad permitida, el “clic” de la pistola cuando se ha disparado sin bala, los dilemas del testamento…
Súbitamente la puerta se abre dejando entrar la luz del día en la habitación oscura, una niña de 5 años de edad se abalanza sobre él dándole un fuerte abrazo mientras le espeta y grita muy contenta: ¡TIO SEGIII! ¡TIO SEGIII!!! “Gracias por dejarme cuidar de tu canario mientras estas en ese largo viaje. Te enviare una foto todos los días para que veas lo responsable que soy”. Le planta un sonoro beso en la mejilla y sale a la misma velocidad que entró, dejando tras de sí, a un Segismundo sorprendido, una bala rebotando en el suelo y una carta quemándose en la vela.
Para acabar, hay que recordar que a cualquier suicidio hay que prestarle atención, no siendo que se suicide sin querer, y tengamos que vivir con la culpa de no haberle dado la importancia que tenía.
Número de colegiado C.O.P. Madrid: M-21496.
Soy Andrés, licenciado en psicología con másters en terapia de pareja y familia, en psicología clínica y de la salud, en psicología legal y forense y clínico en EMDR.
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